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Algunas de las claves para ahorrar en calefacción centrada en la importancias del aislamiento térmico.

En las épocas de mucho frio el aparato más eficiente y moderno de calefacción se vuelve ineficaz y derrochador de energía si no se dispone de un adecuado aislamiento térmico. Y es que según una encuesta realizada por la app y web Ofertia.com, el recibo de la luz alcanza los 67,63€, mientras que la factura del gas se sitúa en 174,49€ al mes durante los meses de mayor consumo. Y el 69% de los encuestados señala una falta de información acerca de cómo ahorrar. Por ello, el Marketplace habitissimo ofrece varias opciones para climatizar la vivienda de una manera eficiente y mejorar su aislamiento térmico.

Las ventanas, un punto débil

Son los primeros elementos a mejorar, ya que si se dispone de un presupuesto limitado, es una buena opción para ahorrar energía. Para ello, lo puedes conseguir de dos maneras: la carpintería debe tener garantizada su impermeabilidad al aire y ser totalmente estanca para impedir la entrada de aire. Se recomiendan las que tienen un sistema de «rotura de puentes térmicos», que integran un elemento aislante que impide que el calor salga el exterior a través de la carpintería. El acristalamiento debe estar compuesto por dos vidrios de al menos 6 y 8 mm de espesor, disponiendo de una cámara de aire entre ellos (son los conocidos como tipo climalit). Además hay que tener en cuenta que un buen complemento son las persianas y contraventanas que colaboran en el aislamiento.

En cuanto a los materiales, existen infinidad en el mercado: lana de roca, fibra de vidrio, poliestirenos, poliuretanos... presentados en mantas, placas, espumas, etc. siendo cada uno de ellos más o menos adecuados, dependiendo de si se colocan en una fachada, en una cubierta, por el interior o por el exterior, sabiendo que siempre es más efectivo aislar por el exterior. Aunque, “es importante tener en cuenta que la capacidad de aislamiento de un producto la determina su transmitancia térmica (W/m2·K).

Aislar desde el interior

Según habitissimo esta es la solución más sencilla para mejorar el aislamiento de viviendas existentes. Los edificios antiguos (de más de 50-60 años) no suelen tener aisladas sus fachadas; introducir un aislamiento térmico mejorará sustancialmente el confort y reducirán el gasto energético. Si las fachadas son de dos tabiques de ladrillo con una cámara de aire en su interior, la solución es inyectar una espuma aislante en su interior a través de unos taladros, un sistema rápido y limpio. Si solo es de un tabique, se adosa en su cara interior un panel o manta aislante y se tapa con placas de yeso tipo Pladur o Placo (algunas de estas placas ya incorporan el aislamiento). Esta solución ocupa cerca de 10cm de espesor, haciendo las estancias algo más pequeñas pero mucho más confortables.

Aislar por el exterior

Es una mejor opción para solucionar los problemas de aislamiento pero también la más costosa y complicada, dependiendo de la altura del edificio. Con ella se consigue crear una capa exterior perfectamente estanca a la entrada del frío, no supone una pérdida del espacio interior. Consiste en proyectar espumas o adherir paneles aislantes en su exterior y, luego, revestirlo con aplacados o revocos.

Por otro lado, las cubiertas son otro punto a proteger y, como en las fachadas, podemos actuar por su exterior o interior. En edificios existentes con cubiertas planas podemos colocar paneles e incluso placas que sirvan como pavimento sobre la cubierta existente, siempre comprobando previamente que no haya entradas previas de humedad y que el aislante sea adecuado para este uso. Si la cubierta es inclinada o para aislar únicamente una vivienda de la última planta, podemos actuar por el interior mediante un falso techo que incorpore una manta aislante. En ambos casos se pueden emplear espumas proyectas. Destacar también que en las viviendas de nueva construcción se están implantando las cubiertas verdes, compuestas por una capa de tierra que funciona como aislante y sobre la que se planta vegetación.

Finalmente, si el suelo de la vivienda está apoyado directamente sobre el terreno o si se encuentra sobre un espacio abierto, es habitual tener la sensación de que el suelo nos transmite frío. Para evitarlo, se coloca una capa de aislamiento sobre el suelo que debe ser resistente al peso que le somete el uso habitual de la vivienda. Podemos retirar el pavimento existente y evitaremos perder algo de altura en la vivienda. Instalar un suelo radiante con aislamiento térmico por debajo es otra buena solución.

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