Lift nos narra la historia de unos atracadores de obras de arte a nivel internacional. Con uso de alta tecnología pueden llegar a hacer casi cualquier cosa. En una de las ultimas operaciones al robar un Van Gogh, son capturados por la policía. La Interpol, a cambio de no ir a la cárcel, ofrece la posibilidad de robar un cargamento de oro, de 500 millones de dólares, que un gran terrorista va a transportar desde Londres a Zúrich, con grandes medidas de seguridad.
Pese a ser una operación muy complicada y arriesgada, aceptan con la única condición de que la responsable del caso, antigua novia del protagonista, sea parte del equipo. Traman un gran plan para poder robar el oro en pleno vuelo. Contando con la ayuda de la Interpol, así como de algunos amigos más, hasta el punto de poder contar con otro avión para desviar la señal del radar. Con mucha coordinación, con un muy buen trabajo en equipo, consiguen salvar la operación, robar el avión, el oro y frustrar el plan del terrorista para causar muchas muertes.
Es una película de acción, de ideas originales, de ver mil formas diferentes de poder llegar a un mismo objetivo. No hay una ni dos, hay mil formas, si se sabe llegar al objetivo. Hay medios, hay ganas, hay una motivación. Muestra cómo uno puede estar en un instante en un lado de la partida, para al otro instante estar al otro lado.
Ves que estás haciendo lo crees correcto, pero de golpe has de cambiar tus prioridades o métodos de trabajo. Necesitas ver las cosas desde todos los puntos de vista que te puedan aportar llegar hasta el objetivo final. Has de confiar en alguien que sea tu líder, tu inspiración.
No puedes enfrentarte a un proyecto de empresa donde no conozcas tus medios, tus prioridades. En ocasiones estás arriba del todo. En otras, estas en otra posición, que no es la mejor, que no es la que esperas. De pronto, tu negocio está en lo alto de todo, con muchas ventas, con buen margen. Pero llega un día en el que otro monstruo llega hasta donde estás, hasta tu magnifica zona de confort. Qué vas a hacer, te vas a quedar quejándote, sin decir nada, llorando en los rincones de tus estanterías, en cualquier lugar de tu viejo almacén.
Puede que tu primera intención sea el pánico, el no hacer nada, ya que ese peligro es tan grande, tan fuerte, con tantos medios, que no desees nada, nada más que esconderte para que nadie vea lo mal que lo vas a pasar.
También puedes hacer otra cosa, cambiar la visión de la situación, ser una parte diferente, en donde decides si eres parte del problema, o por el contrario, parte de la solución. Solo tú puedes decidirlo.
Tienes medios, tienes conocimiento, sabes cómo es el terreno en el que te mueves, sabes qué es lo que tu cliente y consumidor quiere. Lo que valora, lo que es que da un valor añadido a tu negocio. Pero si no pintas tu tienda, no tienes un aparador como es debido cambiante, con una gama de producto que está acorde con las necesidades reales del consumidor que has de conocer.
Tu establecimiento necesita unas ofertas reales, que sean en cada momento lo que se debe vender y no lo que toca, por que siempre se ha hecho así.
Necesitamos una sala de ventas con luz con personal adecuado, que sea «conseguidor» de ventas, potenciador de necesidades, revolvedor de problemas, finalizador de proyectos del consumidor. Sabemos quiénes somos, pues hagámoslo valer.
Debes dar un 100% de lo que piden los consumidores. No solo son precios lo que buscan, quieren sentirse diferentes, valorados, muy cuidados. Quieren que lo que vaya a buscar sea lo que necesite, y a la vez, lo que aún no necesita.
Un consumidor no sabe lo que pueda necesitar, aunque aún no lo haya imaginado. Debemos luchar, motivar al equipo, saber qué es lo que nos puede hacer diferentes. Toma los mandos de ese avión, lucha y enseña al equipo, llega al lugar de encuentro, para que todo se haga como es debido.
Tienes que ser el mejor en tu campo, el que más piensa en cómo cambiar tu destino. Todo depende de tu actitud.
Redacción: Bricolador Enmascarado.