La Casa Blanca ha duplicado el arancel sobre el acero europeo, pasando este del 25 % al 50 %. Esta medida preocupa especialmente a la Unión de Empresas Siderúrgicas, UNESID. La entidad señala que representa un endurecimiento drástico del proteccionismo comercial y una ruptura con los principios de cooperación entre bloques estratégicos.
Hasta ahora, según indican, el arancel del 25 % permitía, aunque con dificultad, compartir el sobrecoste con los clientes. Sin embargo, el nuevo escenario ha generado consecuencias inmediatas, como la cancelación de pedidos en curso y la aplicación del nuevo arancel a mercancías que ya estaban en tránsito. Más allá de Europa, UNESID señala que esta medida también está teniendo efectos negativos en el propio mercado estadounidense, pues están subiendo los precios y se están paralizando las inversiones.
Sobredimensión del mercado
Estados Unidos importa actualmente 27 millones de toneladas de acero al año, lo que representa el 28 % de su consumo. La imposición de aranceles tan elevados está generando un preocupante efecto colateral como es el desvío de flujos comerciales hacia el mercado europeo, que ya sufre distorsiones internas y una presión insostenible por la entrada de acero desde terceros países.
UNESID teme que el mercado europeo se inunde de acero no sostenible de terceros países que decidan no venderlo más a EE. UU. La asociación recuerda que España exporta más de 250.000 toneladas de acero al año a Estados Unidos, con un valor de más de 400 millones de euros en 2024. El cierre de este mercado supone un golpe directo a empresas que, en muchos casos, dependen de estas operaciones para su viabilidad.
En los últimos 20 años, la cuota de producción siderúrgica de la Unión Europea ha descendido del 21 % al 6,5 % del total mundial
La asociación considera que la pérdida de competitividad del acero europeo es un problema estructural que debe abordarse de forma urgente. En las últimas dos décadas, la cuota de producción siderúrgica de la Unión Europea ha descendido del 21 % al 6,5 % del total mundial, mientras que el consumo europeo de acero se ha mantenido estable.
Para UNESID, si no se actúa de inmediato, Europa corre el riesgo de perder definitivamente una industria estratégica, clave tanto para la economía como para la transición ecológica y la autonomía industrial del continente.
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