PANTER VITA ECO
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Según datos del Ministerio de Trabajo, en 2018, un 29,9% de los accidentes laborales con baja tienen como “diana” las manos, los brazos, la muñeca o alguna parte del brazo. Todo ello sin contar las enfermedades profesionales que afectan a esta parte del cuerpo, en entre ellas, la dermatosis.

Las manos constituyen, en gran parte, la herramienta con la que nos relacionamos con el mundo, con ellas realizamos las tareas cotidianas, que van desde ponernos el café por la mañana, realizar una intervención quirúrgica, construir un par de zapatos o tallar un bloque de piedra. De este uso intensivo, se deriva que, según datos del Ministerio de Trabajo, en 2018, un 29,9% de los accidentes laborales con baja tuviesen como “diana” las manos, los brazos, la muñeca o alguna parte del brazo. Todo ello sin contar las enfermedades profesionales que afectan a esta parte del cuerpo, en entre ellas, la dermatosis.  

Pese a que el uso del EPI es la última medida preventiva a recurrir, la correcta selección y uso de guantes de protección constituye una herramienta eficaz en la proteccion de esta parte tan vital de nuestro cuerpo. En esta entrada del blog ASEPAL trata de dar una especie de guía rápida para entender mejor este tipo de protecciones.

1. ¿Cuáles son los principales tipos de riesgos que amenazan las manos y los brazos?
Los tipos de riesgo que lesionan las manos y los brazos más frecuentemente son:
Riesgos mecánicos. Tales como abrasiones, cortes, pinchazos o impactos. Estos riesgos se asocian a labores tales como la manipulación de elementos cortantes (por ejemplo, trozos de vidrio y piezas metálicas, trozos de plástico afilados y deslizantes, cartones y palés), el montaje de piezas pequeñas cortantes, la utilización de herramientas o las actividades de mantenimiento.

Riesgos térmicos. Los cuales originan quemaduras de diversa consideración. Asociado al manejo de piezas calientes y trabajos en la proximidad de llamas o ambientes extremadamente calientes. Tampoco debemos olvidar los riesgos debidos al frío, que pueden provocar, hipotermia, congelaciones, quemaduras, adherencias de la piel a superficies congeladas, ralentización de la circulación sanguínea o, más a largo plazo, la aparición de problemas musculares y óseos. Se asocian a labores a la intemperie o en manipulación de objetos y líquidos fríos.

Riesgos químicos. Pueden provocar quemaduras químicas, intoxicaciones, o sensibilizaciones de diversos tipos, y en casos severos, cáncer. Se originan en manipulaciones de productos químicos tales como, mezclas o trasvases de productos químicos, manipular un pulverizador, trapos o pinceles, manipular piezas impregnadas de productos químicos, actividades de mantenimiento y limpieza de equipos o manejar guantes usados.

Riesgos microbiológicos. Pueden provocar infecciones de diverso tipo al manipular objetos contaminados con microorganismos o en trabajos que requieren el trabajo directo con los mismos.

2. ¿Qué tipos de guantes tengo a mi disposición para protegerme de estos riesgos?
Podemos establecer una clasificación de guantes a partir del material del que están hechos, lo que les confiere características diferenciadas y les convierten en más o menos adecuados para determinadas profesiones. En una primera división general encontramos guantes de cuero, textiles, sintéticos y de malla metálica.

Guantes de cuero. Los guantes de piel tipo flor natural ofrecen protección mecánica, y hasta cierto punto, térmica, para trabajos que requieran alta desteridad y suavidad y estéticos. Suelen usarse en trabajos tales como operaciones de mantenimiento, mecánica, soldadura y jardinería. La piel tipo serraje, ofrece una protección mecánica y térmica más intensa, a costa de una pérdida de sensibilidad. Todo ello hace de este cuero un buen aliado a la hora de prevenir riesgos en sectores relacionados con el mantenimiento o expuestos al calor.

Guantes textiles. Las propiedades protectoras de este tipo de guantes son múltiples ya que en su composición se pueden combinar un gran número de factores. El resultado final dependerá en gran medida del tipo de fibra utilizado (algodón, seda, lana, aramida, poliéster, polietileno, poliamida, polietileno, poliamida o poliuretano) y del tipo de confección (tejido, no tejido, cosido o tricotado sin costuras), con lo cual presentar un cuadro pormenorizado de rendimientos y usos recomendables es más complejo que en otros tipos de guantes. Si se busca resistencia al corte, a la perforación o a la abrasión, estos guantes pueden reforzarse con impregnación de látex natural, poliuretano o nitrilo. Se trata de guantes que, en general presentan mayor transpirabilidad, confort al tacto y la suavidad. Dependiendo de la fibra, o la incorporación de un recubrimiento, presentan una buena resistencia mecánica y capacidad de aislamiento térmico, aunque por el contrario no son recomendados cuando se busca resistencia frente a las perforaciones (como punzamientos) o frente a productos químicos.

Sintéticos. Los guantes realizados a partir de fibras sintéticas permiten, como en el caso de los textiles, diferentes resultados finales según los polímeros que se utilicen en su confección. Hay que tener en cuenta que algunos polímeros son alergénicos potenciales, como las proteínas de látex natural, plastificantes o ciertos aceleradores de vulcanización. Los guantes sintéticos con impregnación montada están especialmente indicados como protectores mecánicos y aislantes térmicos. Los guantes impregnados sin soporte textil protegen de elementos químicos, microorganismos, radiaciones ionizantes, contaminación radioactiva y electricidad. Los guantes impregnados con soporte textil (tricotado/tejido interior) están recomendados para la protección mecánica/química y como aislamiento térmico.

Guantes especiales y metálicos. También se utilizan una serie de polímeros especiales para la confección de guantes sintéticos especializados, generalmente de alto coste, pero muy útiles en determinados ámbitos laborales. 

Así, el butilo es resistente a ácidos fuertes y a la acetona, impermeable al gas y elástico y suave, lo que le convierte en especialmente apto para aplicaciones militares (relacionadas con gases), si bien es poco resistente a los disolventes aromáticos y clorados y presenta poca resistencia mecánica.

El vitón sí es resistente a los disolventes aromáticos y clorados, pero no protege de las acetonas y es rígido.

El alcohol polivinilico (PVA) también es resistente a disolventes aromáticos y clorados, pero por el contrario no posee elasticidad, es rígido y se degrada en medio acuoso. Los films compuestos (PE, EVOH, PE, etc.) son muy polivalentes como protectores químicos, si bien presentan poca resistencia mecánica y ergonomía porque son rígidos.

El hipalon (clorosulfurado) es resistente a los ácidos fuertes, pero no a los disolventes aromáticos y a las acetonas, por lo cual se recomienda para su uso como aislante en entornos controlados como aislante.

El poliuterano (PU) también está prescrito para entornos controlados como aislante, ya que es resistente a aceites, disolventes alifáticos y resulta especialmente limpio y resistente a la abrasión y a la perforación, características que también le convierten en apto para la manipulación mecánica fina. Sin embargo, se degrada con alcoholes, sales, ácidos y disolventes aromáticos. Todos estos polímeros especiales presentan un alto precio, pero son muy útiles para la protección química especial.

Por último, los guantes de malla metálica, elaborados en acero inoxidable o similar, proporcionan una alta protección frente a cortes y perforaciones por cuchillo. Deben ajustarse a la norma EN 1082 y se utilizan con protección del brazo (en cota de malla o plástico rígido).

3. ¿Qué criterios de selección debo considerar a la hora de escoger un guante?
La selección deberá hacerse teniendo en cuenta los siguientes factores y las características del guante que permiten mejorar en cada uno de los parámetros: 
- Reducción de efectos de la transpiración. Dentro de las limitaciones que impone la necesidad de protección correspondiente, el guante deberá minimizar todo lo posible el efecto de la transpiración mediante características tales como: dorso ventilado, material textil absorbente en su interior, forma amplia (circulación del aire en su interior).
- Reducción de la irritación por frotación: mediante guantes tricotados, pocas costuras y sin rebordes, ausencia de polvo. 
- Reducción de fatiga: materiales flexibles, forma anatómica, talla adecuada.
- Reducción de riego de sensibilización/alergia: alergias de contacto (utilizar un guante con forro o que no lleve la sustancia a la que se está sensibilizado), alergia instantánea (utilizar otros materiales alternativos).

En cuanto a la funcionalidad, los puntos que deben ser considerados son:
- Destreza: materiales flexibles, materiales elásticos, poco grosor, forma anatómica, talla adecuada.
- Sensibilidad táctil: depende del grosor en la punta de los dedos.
- Facilidad para ponérselo: interior deslizante, puño largo, etc.

La selección final de una solución óptima debe guiarse por el análisis de riesgo del sector concreto y de la evaluación de las condiciones del puesto de trabajo, al que se sumará la consideración de las propiedades de los guantes.

4. ¿Qué aspectos resultan fundamentales para hacer un uso correcto de los guantes?
En cuanto a la utilización de los guantes, es fundamental realizar una revisión exhaustiva de la información del fabricante, en la cual se detalla, la forma correcta de realizar un uso adecuado del guante.

Antes del uso, es fundamental hacer una revisión visual del guante para comprobar que no existen defectos apreciables a simple vista que puedan comprometer la protección ofrecida por el fabricante. También se recomienda utilizar los guantes con las manos secas y limpias y secarse las manos una vez quitados (especialmente con los guantes estancos).

A la hora de quitarse los guantes conviene limpiarlos o aclararlos antes, para después retirarlos de forma regular y sin tocar la superficie exterior.

Antes de un nuevo uso se deben seguir las indicaciones de limpieza, asegurarse de que el interior del guante está seco (alternar dos pares si es preciso) y comprobar que el guante no tiene daños antes de reutilizarlos. Por último, y si el médico así lo aconseja, se puede utilizar crema hidratante después del trabajo.

Por otro lado, debemos tener presente que si en nuestro entorno de trabajo hay máquinas o piezas que puedan provocar atrapamientos, no es conveniente utilizar guantes de resistencia mecánica elevada.

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