Bricolador Enmascarado: “Hablamos de Inteligencia Artificial en un sector que no tiene ni programas actualizados para la gestión del día a día”

En esta ocasión, Bricolador Enmascarado reflexiona sobre la inactividad del sector respecto a su modernización mediante la trapa de la película 'El Contable'.

En ocasiones pensamos que si algo no comienza bien, seguramente acabará peor o algo parecido. Sin embargo, el cine muestra casos en los que podemos ver que no es así. La superación, el entrenamiento y la disciplina lo son todo.

La película El Contable (2016), fue dirigida por Gavin O’Connor y cuenta con un gran reparto: Ben Affleck, Anna Kendrick, J.K. Simmons, Jon Bernthal y Cynthia Addai-Robinson.

Nos narra la historia de Christian Wolff, un asesor financiero que, pese a tener autismo de alto funcionamiento, se gana la vida descifrando los libros de organizaciones criminales y terroristas de todo el mundo que están sufren de robos en sus propias empresas. Posee un don especial para los números, para ver lo que otros no ven.

Desde su niñez ha luchado con su problema, con su patología. Su madre lo quería enviar a un centro especial, pero su padre no estaba de acuerdo. Esto provoca que ella los abandone. Su padre comienza a entrenarlo personalmente para que se adapte a las diferentes circunstancias y problemas.

En la actualidad, su pequeña oficia contable es una tapadera para lavar dinero. Sus reales clientes son mafiosos, criminales, gente de muy mala reputación que necesitan de sus servicios para saber quiénes les roban o no les son leales dentro de sus propias organizaciones. Todo por medio de una misteriosa mujer, su socia, que organiza todo y cuida de él.

La mujer es llamada para auditar a la empresa Living Robotics por las sospechas de los dueños de ciertas irregularidades. Le asignan una ayudante, Dana, para que sea su apoyo en esta investigación. Al mismo tiempo, desde el departamento del tesoro de EE.UU. le siguen la pista para tratar de saber cosas de él y de sus clientes. La investigadora Marybeth lo localiza por medio de sus declaraciones de la renta e impuestos.

Wolf, en una sola noche de investigación, descubre que se han malversado 61 millones de la empresa Living. Informa a su ayudante y, ese día por la noche, el director financiero es asesinado. Al día siguiente, el propietario paga a Wolf su minuta, pero ha de dejar de investigar en su empresa, para que no pueda llegar al fondo de todo. Desde ese momento, Dana y él son objeto de una persecución por parte de los asesinos contratados por el dueño de Living. Mientras, los agentes del tesoro lo buscan también.

Wolf también tiene entrenamiento militar con armas y recursos de todo tipo. Con ello, se enfrenta a los sicarios de Lamar, el dueño de Living en su casa. El jefe de estos sicarios es su hermano pequeño. Luchan hasta quedar agotados. Wolf mata a Lamar. Se marcha junto a Dana.

Deja para los agentes del tesoro información de aquellos clientes peligrosos que consideran malas personas. Son detenidos. Wolf y Dana, se marchan para comenzar una nueva vida.

Como se podría decir, la constancia, la preparación y el seguimiento de los temas son la clave de todo, el alma de la ducha diaria.

No podemos pretender que nuestro negocio sea top si no hemos puesto todos los medios al día. El protagonista usa toda la tecnología para su trabajo, para ser más eficiente, para estar a la última.

Hablamos de Inteligencia Artificial en un sector que no tiene, en muchos casos, ni programas actualizados para la gestión del día a día. Tiene programas de hace 30 años. Muchas empresas consideran todo eso como un gasto en lugar de una inversión. Las estanterías las tiendas tienen olor al siglo XIX, o principios del XX. No estamos hablando de tiendas pequeñas, hablamos de negocios grandes donde no hay precios en las estanterías por miedo al “a ver si nos copian”. Nos podemos imaginar la idea de poner una pantalla con productos y vídeos y ni hablar de un QR, no vaya a ser que alguien saque su teléfono en nuestras super secreta tienda.

No abrimos la mente a tener una tienda 365 días al año. Total, mucho no es que no tenga venta por internet, es que no tienen ni página más allá del Facebook de turno con 45 seguidores de la familia. Nos creemos el obligo del mundo, el centro del universo.

Ni idea de la atención activa y de que escuchar al cliente es vital. Somos lo que somos, para qué cambiar si siempre nos ha ido muy bien. Solo hace falta ver que la tienda conserva la misma pintura de hace 35 años y no ha hecho falta cambiarla, van a juego con esos fluorescentes de los años 80.

Eficiencia energética, protección contra incendios, métodos de control de paso por cámaras para analizar a compradores. Son términos que en nuestro sector serán para finales de este siglo. Seguimos con el papel, con la bata azul, con “a mí no me lo han pedido”. Ni oír hablar de pasar un pedido por la web. Nada de querer saber lo que es un inventario, ni cómo va a ser que hagamos ofertas, las cabeceras son para ubicar lo que no tiene sitio en el lineal.

Sabemos que hay quienes hacen muy bien su trabajo, pero son cada día más la minoría. Es más fácil quejarse de todo, no innovar, no salir de la monotonía. No tener las posibles salidas preparadas, como la tenía Wolf en su lugar secreto, o ir siempre por delante de sus clientes o de los agentes del tesoro. Es la forma de ganar la partida, de ser el que marque las reglas y las normas. No ser un abridor monótono de persiana diaria que no espera sino la jubilación lo antes posible.

Salir a un nuevo espacio, con la camioneta a cuestas, no es mala solución. Es peor quedarse para que todo lo malo nos pase por encima y seamos otra carpeta que diga “cerrado por inoperancia”.

Redacción: Bricolador Enmascarado.

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