«La fidelidad de los clientes a los productos dura lo mismo que una hamburguesa de un restaurante de comida rápida»

A veces, podemos encontrar una película perfecta para abordar un asunto delicado. Este es uno de esos casos con ‘Nonnas’, película de 2025 dirigida por Stephen Chbosky. El filme cuenta con un buen cartel de protagonistas: Vince Vaughn, Linda Cardellini, Lorraine Bracco, Brenda Vaccaro, Talia Shire, Susan Sarandon, Joe Manganiello y Drea de Matteo.

La película narra la historia real de Jody Scaravella, que desea poder rendir homenaje a su madre fallecida. Para ello, deja su empleo de mecánico con el objetivo de abrir un restaurante italiano. Pero no uno cualquiera, un lugar en el que la comida sea casera y te sientas como en casa.

Scaravella piensa que nadie cocina como las nonnas, las abuelas de las familias italianas. Él quiere transmitir ese conocimiento, ese saber, ese toque que solo ellas pueden dar a la comida tradicional italiana, a esa comida de siempre de los domingos con toda la familia reunida. Busca un antiguo restaurante en State Island (Nueva York), desde donde se puede ver Manhattan. Allí acudía con su nonna y su madre a comprar productos frescos y de calidad al mercado.

El protagonista comienza a darle vueltas a su idea, por lo que acude a la mejor amiga de su madre, Roberta, que le da un sobre que le entregó su madre para que lo abriera después de su muerte. Su mejor amigo, Bruno, es contratista y le ayudará a reformar el local, invirtiendo todos sus recursos. Jody usa el importe del seguro de vida de su madre para los primeros pagos del local y para acondicionarlo.

Por otro lado, se reencuentra con un amor del instituto, Olivia, que le presente a una nonna adorable, Antonella, que también va participar en este proyecto.

Ya tiene el local, el nombre para el mismo “Enoteca María”, en homenaje a su madre.

Mientras intenta reproducir la salsa de la pasta igual que la hacía su nonna, publica un anuncio para poder contratar a una tercera integrante, Teresa, una exmonja. Todavía falta alguien que haga los postres. Para ello, su amiga Gia, una peluquera muy optimista, se une al equipo.

Uno de los primeros días, durante las pruebas de los platos para la carta, un horno se incendia, con lo que han de pagar una multa a los bomberos, reformar lo que se ha quemado, cambiar el horno, etc. Pero, sobre todo, han de luchar contra un corrupto inspector de sanidad que no quiere darles la licencia de actividad. Gracias a Olivia, estudiante de derecho, descubren que este inspector tiene múltiples quejas por pedir sobornos. Ella lo convence y les da la licencia de apertura.

Durante el primer mes no tienen clientes, la gente del barrio no los acepta. Por ello, Jody va a ver a un crítico de cocina muy famoso. Le llevas platos hechos por las nonna, pero sin efecto positivo. Así que, con múltiples deudas, sin clientes y, sin ilusión, toma la decisión de cerrar el restaurante. El equipo hace una última cena con todos sus familiares y amigos.

Después, Jody abre la carta de su madre, donde están escritas a mano recetas tradicionales, sobre todo la de la salsa de los domingos de su nonna.

Una reseña de un crítico culinario hace nacer el interés por el restaurante, que se llena cada día. Las nonnas son una atracción más del propio restaurante. La gente disfruta de la comida, del trato, de atención de todos. ​

Por fin pueden pagar sus deudas y Jody le compra de nuevo el coche de su padre a Bruno para que lo tenga. También se declara a Olivia. Retoman su romance donde lo dejaron, en el baile de graduación del instituto.

La sabiduría, el buen hacer, las cosas hechas a fuego lento, con experiencia, con alimentos y elementos de primera calidad, dan al producto acabado una calidad que, de otra forma, sería impensable. Estamos en un mercado de comida rápida, de calentar en el microondas tres minutos y servir dentro del mismo envase.

La venta se está convirtiendo en números, mensajes, mails, ofertas, folletos, etc.

La fidelidad de los clientes a los productos dura lo mismo que una hamburguesa de un restaurante de comida rápida. Nada o menos. Ya no sabemos los nombres de los clientes, menos sus cumpleaños, o las personas que forman sus familias.

Ya no somos el señor viajante, porque seguramente esa o aquella empresa, cambian tan rápido, que han optado por no querer aprenderlos. Vender no es solo enviar una oferta por mensaje. Es mucho más, es saber aplicar el tempo adecuado.

Una salsa auténtica para unos buenos espaguetis no se hace en un microondas, no se compra en un envase en una tienda de todo a 100. La pregunta es ¿vendemos o recogemos pedidos?

La nonna, de la venta, sabe que hay que vender, cómo y cuándo; cómo hay que saber llevar la relación con el cliente, con la empresa, con el mercado. Saben cuándo hay ofertas reales de los competidores, y cuándo son meros platos vacíos de contenido y saber.

Hoy en día se valora mucho más saber hablar idiomas que no usarás que entender el idioma de la calle, del tablero en el que te van a atender. Hay un idioma, sin palabras con el cliente, con una mirada sabes qué día tiene, si puedes hacer un pedido u otro. No hay más, eso no te lo enseñan en una escuela de idiomas o negocios.

La nonnas de la venta, del mercado, son los que saben cómo gestionar un equipo. Son los que saben cuándo hay que salir a la calle, sobre todo en los momentos malos, para demostrar, más que gritando o presionando, acompañando al que lo necesita. Porque la venta real es cuando miras a los ojos del cliente, en el que tu confías y el confía en ti. Es entonces cuando sabes que esa salsa esta para chuparse los dedos, que va a querer más, que está aún el segundo plato por llegar, pero va a repetir. Ese momento es mágico, es cuando puedes hablar de negocios, ser un valor añadido para ese cliente. Está hablando su mismo idioma.

Las nonna crean magia en la cocina, con platos ancestrales, de sus nonna, que te hacen transportar a tu infancia. Puede que hayamos perdido esos valores. Somos tan modernos que preferimos petit-suisse y hamburguesas light para una venta, que siempre ha de tener la misma esencial.

Así, hay cientos. Para ser el restaurante de siempre, de tus grandes ocasiones, solo hay uno. ¿Quieres que tu empresa sea uno de comida rápida o ese restaurante de mantel rojo y luces cálidas?. De ti depende. Las nonna están en el mercado, aprovéchalas.

Redacción: Bricolador Enmascarado.

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