PANTER VITA ECO
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Cuando se habla de clásicos, no podemos dejar de pensar en una de las obras maestras del cine del Siglo XX. Nos referimos la película dirigida por Francis Ford Coppola en 1972, ‘El Padrino’. El filme cuenta con numerosas estrellas en su reparto: Marlon Brando, Al Pacino, Robert Duval, James Caan, Diane Keaton…

‘El Padrino’ nos narra la historia de una familia italiana, los Corleone, poderosa dentro del mundo del crimen organizado de New York en el año 1945, justo al finalizar la II Guerra Mundial. Esta era una de las cinco familias más poderosas de la mafia en todo el territorio de EE. UU. La película muestra cómo se forjó su fortuna. Vito Corleone, el Padrino, es el líder y centro de la familia. Él lo puede todo, lo controla todo. Dentro de un código de honor, de lealtad, de relaciones entre las otras familias, con su entorno, con los políticos y policías que estaban bajo su influencia nos enseña cómo era esa vida en la que el respeto, la lealtad al Don, lo era todo. Era una relación de respeto, de favores mutuos.

Su relación y posición con respecto a las otras familias de la mafia se deterioró al no querer entrar en el mercado de la droga, cosa que pone a Don Vito en un gran problema al ser un obstáculo para el avance de los que ven dinero fácil y rápido. Su negocio había sido hasta ese momento el juego, las apuestas, el alcohol y la prostitución, algo que la corrupción política y policial dejaba vivir, mirando hacia otro lado, mientras recibían su parte del pastel.

Don Vito no quería entrar en el mercado de la droga por considerar que era un negocio sin honestidad que traería mucho daño a su ciudad. Por otro lado, un ahijado suyo, cantante en horas bajas, le pide que le ayude en obtener un papel de protagonista en una película, cosa que él intenta por medio de sus colaboradores por todos los medios, pero el productor se niega. El resultado es una de las escenas más recordadas de la película. El productor se despierta en su cama con la cabeza de su mejor caballo pura sangre decapitado. Esto no era más que una muestra de poder, de que nadie podía decir un “no” al Don.

Al negarse Don Vito al negocio de las drogas, sus competidores deciden asesinarlo, pero milagrosamente sobrevive. Con la salud muy deteriorada, deja la gestión de la familia en manos de su hijo Sonny.  Michael, su hijo menor, se ofrece a vengar a su padre y mata al jefe de policía y al mafioso que lo mando matar, por lo que ha de abandonar el país tras el asesinato. Una vez se marcha a Sicilia, en su retiro, conoce a una chica con la que se casa. Unos meses más tarde, ella muere en un atentado en su coche. Su hermano Sonny también es asesinado.

Por todo ello, Michael regresa a casa para vengarse y tomar el control de la familia. Una vez toma posesión del control, tras la muerte de su padre, se venga de todos aquellos que habían querido su muerte y que mataron a su hermano. Este es el nacimiento de cómo se forjó Las Vegas, ciudad a la que deciden emigrar tras los problemas de New York. Es una historia de violencia, de influencias, de cómo era América en aquellos años, donde un joven con estudios e inteligente se pone al frente de una organización criminal para salvar a su familia y a los suyos.

Es una gran historia sobre cómo se forjó Nueva York, de cómo se creó el nuevo paraíso de Las Vegas. En todo el crimen, la política iba de la mano. Se unieron por el bien común, no por el de los ciudadanos. Esta historia transmite muchas cosas: el valor del compromiso, de la lealtad, de la familia y de la honradez bajo el entendimiento de esa familia, de esa organización.

Lo que está claro es que, si no evolucionas con el mercado, ese mercado te aparta al creer que eres un impedimento. Lo intentan varias veces el resto de las familias, pero sobreviven a ello, no sin pagar antes un precio muy alto. El mercado cambia, se adapta a las nuevas necesidades del consumo. Sino quieres verlo, quedas a un lado. Eras bueno ayer, pero hoy ya no lo eres.

Por muy grande que seas, por muy poderoso que te creas, siempre hay otro que puede serlo más o que puede buscar alianzas para que tú dejes de ser el número uno. En una esquina, le esperaban para coserlo a balazos, pero a veces esos balazos son campañas de productos nuevos, que dejan seco al tuyo.  Lo dejan en el suelo, sin posibilidad de volver a levantarse.

No puedes ir en contra de lo que piden los consumidores, estén o no en lo cierto. La tienda en sus estanterías no miente. Un hueco vacío quiere decir que sí se vende. Un lineal con polvo y blíster amarillentos no deja lugar a duda, tu producto es pasado y la tienda tiene un gran problema para venderlo. Es cierto que, si eres fuerte, si tienes los medios adecuados, puedes volver a recuperar el control al igual que lo hace el joven Corleone, porque sabe primero escuchar a la experiencia de su padre, cosa que su hermano no hizo.

En segundo lugar, porque estudia a sus rivales y aprende a conocer bien el mercado. Piensa en cosas diferentes, ve un mercado nuevo en Las Vegas sin tantas luchas, con una oferta de ocio y diversión que le puede dar una diferenciación. Pero, principalmente, porque sabe jugar sus cartas, ver las debilidades del contrario, busca cómo sorprender con su ventaja cuando no lo esperan. Eso es algo que muchas veces no pasa. No conocemos más allá de dos calles de nuestro negocio. Escuchamos: “Bastantes horas paso aquí para ir a ver otras tiendas”. Gran error, esa es parte de su labor también.  Estar al día, saber qué se vende en su zona, conocer a todo aquel que pueda ser su competencia, porque algo bueno se puede aprender. De lo contrario, caerás abatido como el Don, con múltiples disparos que no sabrás de dónde te han venido.

La inteligencia del joven Corleone, lo salva, porque analiza, ve y planifica. Esto es lo que debemos hacer en nuestra oferta de nuestra ferretería, en nuestras empresas. Saber qué es el siguiente paso del mercado, qué nos van a pedir antes de que nos lo pidan. Porque si esperamos a ser la última opción, puede que ya nuestro escaparate tenga tanto polvo como el de la tumba de Vito Corleone.

Redacción: Bricolador Enmascarado.

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