“Que este sector ha sido única y exclusivamente de y para los hombres, lo tenemos claro”

El Comercial Errante reflexiona sobre la publicidad que emplea imágenes sugerentes de mujeres para captar la atención.

Veo poco o nada las cadenas privadas clásicas, las que ya hace años rompieron el monopolio de la televisión pública. Una oportunidad para mejorar los contenidos, más competencia, mejores programas. Igual que en el sector, más actores, mejores precios, más surtido.  Sin embargo, no siempre la teoría se cumple. Viene a colación porque se me ocurrió poner uno de esos canales y justo en el intermedio de la publicidad. No me gusta que me interrumpan la película en el mejor momento, y menos cuando estoy a punto de saber quién es el asesino. Es un decir. Pero esta vez me sirvió para inspirarme a escribir este nuevo artículo. hombres

Que este sector ha sido única y exclusivamente de y para los hombres lo tenemos claro. Pocas mujeres incursionaban en él hasta hace unos años. A pesar de ello, hay referentes que marcaron el camino hace años, no las mencionaré aquí, para no dejarme a ninguna. Algunas tuvieron un recorrido corto, desgraciadamente una enfermedad se las llevó prematuramente.

Hoy en día no hay escalafón que no haya una o varias o muchas mujeres trabajando y duro en este mundillo. Ferreteras, vendedoras, tanto en los fabricantes, como en muchos de nuestros clientes. Aunque sí es verdad que los estereotipos en este puesto siguen siendo muy machistas, incluso de la mano, consciente o inconscientemente, de las mismas vendedoras. No es una crítica, pero ayuda poco o nada.

Recordaréis, seguramente, marcas muy conocidas y reconocidas que, su gran aporte, más allá del producto, bueno o malo, este no es para criticar la calidad, decía que el aporte era el calendario anual, con chicas ligeras de ropa o nula. En todos los talleres, almacenes, fábricas y rincones de cualquier empresa, lucían esplendorosas delante de trabajadores que soñaban alguna vez en verlas en vivo y en directo.

Y en las ferias. La cantidad de azafatas, con sus uniformes de talla justa, enseñando en ocasiones tanto o más que en el calendario. Son innombrables los stands que, con esa estrategia, llenaban el stand sin que el producto expuesto fuera el principal objetivo.

Pues no, parece que ese tipo de marketing no ha desaparecido del todo. Y es que, como decía al principio, en uno de esos canales privados, vi hace unos días más de un anuncio con ese estereotipo. Me quedé a cuadros. ¿En serio? Aún seguimos en esas… La publicidad, en ocasiones, sigue utilizando estereotipos tan manidos que chirrían más que un cojinete viejo. La sociedad ha cambiado, o así lo creemos. Que los hombres ya no sólo ayudan en casa, sino que se encargan de unas tareas y la mujer de otras, algunas siguen estando feminizadas y otras masculinizadas.

Hace unos días tuve la oportunidad de ir a una superficie del sector, distribución moderna le llamamos y lo que vi era mucha mujer comprando, decidiendo y no sólo para que luego la pareja se hiciera cargo del trabajo, sino para hacerlo ellas. Todavía recuerdo la cantidad de máquinas de pintar vendidas hace años, la mayoría utilizadas luego por mujeres ávidas de aprender a hacer bricolaje. Y veo programas de bricolaje, dirigidos por mujeres, con mujeres haciendo las tareas de, pintado, montaje y otros tantas, sin ningún rubor, con más gusto y con más paciencia que nosotros.

No sé si vosotros y vosotras habéis tenido oportunidad de ver esos anuncios, pero alguien tenía que decirlo y se dijo.

La lectura de hoy es un libro viejo, recuperado de la biblioteca personal y que me llamó la atención antes de que falleciera su autor, Mario Vargas Llosa. Me refiero a uno de los cinco mejores de su trayectoria, según los entendidos La guerra del fin del mundo. Como curiosidad diré, sin querer dármelas de privilegiado, que está dedicado y firmado por el autor. Una de esas casualidades de la vida.

Redacción: El Comercial Errante. hombres

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