PANTER VITA ECO
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Hemos de poder pasar horas en calles con lluvia, en espacios de espera en pequeñas tiendas, para poder saber algo de este negocio. Salimos a luchar contra la apatía de clientes, contra el “no me lo han pedido”, contra el “eso ya lo tengo”, contra miles de cosas que no nos lo ponen fácil. Un nuevo artículo de nuestro colaborador, esta vez sobre la película Desafío total (1990).

Estamos en un momento de cierta incertidumbre financiera, de no saber qué va a pasar a nivel mundial con la economía, con la paz. Muy alterado el tema social. Inflación a niveles muy altos. Todo sumado es un cóctel muy difícil de digerir. Podría decirse que estamos ante un Desafío total, como el film del mismo nombre de 1990, dirigido por Paul Verhoeven, con un reparto espectacular: Arnold Schwarzenegger, Rachel Ticotin, Sharon Stone, Ronny Cox, Michael Ironside, entre otros. Se trata de una película ganadora de un Oscar con efectos especiales de gran nivel.

Narra la historia de Douglas Quaid, que en el año 2084 lleva una vida normal, como un simple obrero de la construcción. Pero tiene una fantasía, un sueño con una mujer en Marte. Para ello, acude a una agencia Rekall, especializada en proporcionar experiencias extrasensoriales a nivel de realidad virtual. Pide ser un agente secreto que libera a los habitantes de Marte. Pero tiene una reacción violenta al implante que se le tenía que poner para vivir la experiencia. Parece que su verdadera identidad ha sido descubierta.

Por lo que, al regresar a su casa, uno de sus supuestos amigos intenta matarle. Igual que aquella a la que llama su esposa, teniendo que huir para poder ir al planeta rojo, Marte.

Se da cuenta que toda su vida era falsa, estaba siendo controlado por algo que pasó en ese planeta. En su huida, encuentra alguien que le ayuda a quitar un rastreador que lleva en su cerebro. Así puede ver un video suyo donde explica cuál es su verdadera realidad. Su primera misión era introducirse entre la resistencia de los rebeldes de Marte, pero al conocer la realidad en la que viven, se enamora de una mujer que le ayuda a entender cuál es la verdad, cuál es el camino para liberarlos.

Consigue llegar a Marte para seguir las pistas y saber qué pasa allí realmente. Ve cómo vive la gente pobre, que no puede casi comer ni tener aire puro, controlada por los que gobiernan. Vuelve a contactar con Melina, quien le ayuda.  Puede recuperar su memoria y sus recuerdos. Por fin, consigue que todos los habitantes del planeta puedan respirar libremente, desenmascarando a los gobernantes, a quienes oprimían al pueblo. Al final, el protagonista no sabe si realmente ha sido toda una ilusión o si ha sido de verdad.

Cada día salir a la calle es para nosotros un desafío total, nada es gratis, nada es sencillo. Nos enfrentamos a cientos de problemas e imprevistos que no esperamos, que no queremos incluso afrontar, pero debemos mantenernos firmes, sabiendo que la lucha contra todo no cesa. Nos tenemos que basar en el esfuerzo, en los recuerdos que dan valor a nuestra experiencia, a nuestro saber hacer. No se aprende todo en unos libros, en una sala con calefacción. Hemos de poder pasar horas en calles con lluvia, en espacios de espera en pequeñas tiendas, para poder saber algo de este negocio. Salimos a luchar contra la apatía de clientes, contra el “no me lo han pedido”, contra el “eso ya lo tengo”, contra miles de cosas que no nos lo ponen fácil.

Como el protagonista a su llegada a Marte, hemos de cambiar de cara, de aspecto, en cada nueva visita, adaptar nuestra sonrisa, nuestro discurso, para que seamos reconocibles a los clientes, que han de poder encontrar en nosotros un socio de negocio, alguien que aporte un cierto valor añadido a su establecimiento. Si solo damos ese precio de oferta, si solo somos el más barato, no seremos necesarios, no seremos lo que uno quiera ver entrar en su tienda para hacerle perder el tiempo.

Hemos de creer en el proyecto, en que podemos dar aire fresco a nuestro interlocutor, como el agente secreto hará por ese pueblo. Demos algo de lo mejor que tenemos en cada ocasión. Hemos de conocer realmente a cada cliente. Si no, él sabrá que es uno más, uno que no merece su atención para su empresa. Que nuestras ventas no merecen recordar quiénes somos ni qué necesitamos. Busquemos lo que nos une con cada punto donde queremos que nuestros productos tengan el mejor lugar. No digamos siempre que sí o que no, hay que dar respuestas adecuadas a cada consulta. No siempre podemos tener la mejor oferta, el mejor precio, pero siempre podemos dar la mejor cobertura a sus necesidades. Un no a tiempo evita que más tarde tengamos un problema. Tengamos una formación cada día mejor, hagamos que nuestro conocimiento sea mayor en cada nueva visita. Si no sabemos más del enemigo que oprime al pueblo del planeta rojo, no podremos dar una solución a esa gente oprimida.

Hemos de ser rápidos, si no, las balas de los soldados nos pueden abatir. Pero si somos más agiles, podemos ser la mejor solución para nuestros clientes. Seamos ese punto de busqueda de lo que el cliente no sepa o pueda encontrar. Ya que, si podemos ser resolutivos dando esa respuesta, aunque sea negativa, el cliente percibirá que es importante y esencial para nosotros.

Ese aire que nos oprime, que no nos deja pensar, solo puede ser solucionado con una mente rápida, con un aprendizaje diario, con usar nuestra mejor cara en cada visita.

Seamos ese héroe que cada cliente necesita. Si no, caeremos en el olvido, como lo hizo nuestro super agente secreto.

Luchemos contra el desafío total, sin caer en el olvido ni en el intento.

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