PANTER VITA ECO
  • Facebook
  • Twitter
  • Google+
  • LinkedIn
  • Compartir:
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en LinkedIn

La potencia de muchas películas está soportada por historias de grandes novelas. Uno de los personajes míticos de ficción es, sin duda, Tarzán. En todas sus interpretaciones, en todos sus formatos. Hoy he seleccionado una de las últimas versiones, ‘La leyenda de Tarzán’ de 2016, dirigida por David Yates con Alexander Skarsgård, Margot Robbie, Christoph Waltz , Samuel L. Jackson , Djimon Hounsou y Jim Broadbent en el reparto.

‘La leyenda de Tarzán’ narra la historia de Tarzán, que marchó de la selva para volver a su Inglaterra natal, donde disfruta de una vida tranquila; como John Clayton III, Lord Greystoke, junto a su adorable esposa Jane Porter. Sin saberlo, cae en una trampa al ser invitado por el rey de Bélgica en un viaje como emisario comercial del Parlamento Inglés. Para su desgracia, en lugar de poder ver avances en el Congo Belga, todo lo que encuentra son atrocidades. Su anterior pueblo está siendo esclavizado para construir un ferrocarril o trabajar en minas de piedras preciosas.

Todo aquello ha sido tramado por un hombre, que pretende hacer a su rey de Bélgica por medio de las piedras preciosas que se esconden en esas minas. Es un hombre malvado que tiene como proyecto hacerse con el control de todo el país gracias a un ejército de mercenarios que harán de la vida de los habitantes de ese territorio un verdadero infierno. Poco a poco, Tarzán ha de recobrar sus peores instintos, su fuerza más animal, para llegar a poder ser el gran Mono Blanco de la Selva que fue hace tiempo.

Su mujer es secuestrada, sus amigos asesinados o esclavizados, y no tiene otra solución que recorrer gran parte de la selva para poder salvar a todos. Esto, no sin antes enfrentarse a los gorilas que fueron su familia y con otras tribus hasta poder llegar a conseguir su objetivo.

En ocasiones nos pasa algo parecido a Tarzán, estamos en nuestra zona de confort, en nuestro castillo de la campiña inglesa, sin preocupaciones, con todo bajo control. Pero, de repente, nos dicen que hagamos un plácido viaje y nos encontramos en medio de una guerra que no sabíamos que nos podía afectar. Comodidad, es lo que a veces es nuestro día a día, nuestra mejor versión, según lo que nos parece a nosotros. Somos un mono de la selva, con una nueva apariencia. Hemos olvidado que la selva es una continua lucha. Nos olvidamos del gorila que llevamos dentro. Hemos perdido esa fuerza, esa garra, que nos hacía vender contra viento y marea, con todas las fuerzas de la naturaleza. Ya nos hemos conformado con ver a los mismos clientes, los mismos productos. No buscamos una liana diferente a la que siempre usamos, no vaya a ser que esa nos lleve a otro árbol que no conocemos, que podamos caer a un abismo que nos produzca terror.

Somos lo que nos creemos que somos. Si en lugar de ser un gran gorila blanco, nos creemos un simple chimpancé, eso es lo que haremos en el día a día para que no tengamos problemas diferentes de los que sabemos resolver y controlar.

No entramos en ese posible cliente, para qué. No vamos a ese pueblo que está alejado, porque nos da mucha pereza. No queremos hacer o proponer cosas diferentes, porque no queremos correr riesgos de no ser aceptados o rechazados.

Hemos de volver a encontrar ese río que va a contracorriente, que le cuesta navegar pero que llega a su puerto. Nos da miedo luchar con esa tribu que nos hace dar un rodeo, porque son una competencia muy complicada. Luchamos o damos la vuelta a la montaña, o tal vez demos medias vuelta para no saber que tan fieros somos.

Hemos de recuperar esa fuerza que nos hizo diferente, que nos hace vender lo que el cliente necesita, en lugar de lo que nos dicen que tenemos que vender.

Si somos capaces de lanzar nuestro grito en medio de la selva, seguro que algún cliente nos escuchará. Luchemos dentro y fuera de nuestra zona de confort con nuestras empresas para pedir que nos den los medios y las mejores ofertas. Si no, nos encontraremos solos, luchando contra esos malvados mercenarios que matan a los gorilas, que esclavizan a sus amigos. Seamos capaces de sacer nuestra mayor fuerza interior, para poder ser diferente, para ser mejor, para salvar a nuestros clientes de la monotonía, para mostrarles las mejores formas de vender.

Deja a un lado tu zona tranquila, muestra tu fuerza, tu gran voluntad, da lo mejor que llevas dentro para tomar la liana, la más larga, más fuerte, para llegar a saltar sobre ese tren desde los árboles más altos, para llegar más rápido y más lejos.

Lanza tu grito de Tarzán para que todos sepan que por fin el rey de los monos ha vuelto.

Redacción: Bricolador Enmascarado.

  • Compartir:
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en LinkedIn