PANTER VITA ECO
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Hay películas que marcan un antes y un después, como ‘Avatar’. Este filme de 2009, obra de James Cameron, cuenta con grandes protagonistas como Sam Worthington, Zoe Saldaña, Sigourney Weaver, Stephen Lang y Michelle Rodriguez.

Avatar narra una fantástica historia ambientada en el año 2154, en un planeta llamado Pandora, que en realidad es una luna de un planeta mayor, Polifemo. Los Na’vi, sus habitantes, están en conflicto con los humanos porque estos últimos quieren arrebatarles el unobtainium, un valioso mineral cuya mayor parte reside bajo su árbol sagrado.

Para poder compensar los problemas que la Tierra tiene a nivel energético, se crea el proyecto Avatar, en el que se transporta la mente de los humanos a un cuerpo externo para poder conocer mejor a los Na’vi. Jake Sully, un marine que ha sufrido un accidente y ha quedado parapléjico, hermano gemelo de uno de los científicos que participaba en el programa, es seleccionado para poder acercarse más a los nativos. El coronel Quartich, jefe de la protección de la colonia, convence a Jake para que proporcione información vital de los nativos y de su árbol sagrado.  Sin embargo, todo cambia cuando Jake se enamora de la hija del jefe local, Neytiri. Ella le enseña todo de Pandora, la relación con la naturaleza, los animales y cómo conectar con su entorno.

Nada evita que los humanos ataquen a los Na’vi. Para ello, Jake pide ayuda a los elementos, a todo lo que es su planeta. Incluso él se sacrifica para fundirse con el cuerpo de su avatar. Así consiguen derrotar a los humanos expulsándolos de su luna. Es una lucha entre la vida en armonía contra la civilización sin escrúpulos.

La historia de Avatar es similar a la lucha de un vendedor en su día a día. Me explico; un nuevo vendedor debe saber cómo establecer contacto con sus clientes, con su cartera de ventas. Ha de saber cómo entrar dentro de la mente de los que visita cada día, ha de saber que costumbres tienen, cómo es su cotidianidad. Debe conocer todos los detalles sobre sus negocios.

Entrar en esa máquina para intentar adentrarse en las otras mentes, en los otros ecosistemas, es un trabajo complejo que, a menudo, lleva mucho tiempo. Contar con una preparación adecuada, pero sin olvidar que todo es cuestión de tiempo, de saber escuchar y atender las necesidades del otro. Ha de saber reconocer las señales que ve en la naturaleza, en su entorno, en cada ocasión que entra en cada nuevo negocio, es un nuevo árbol del bosque.

El vendedor tiene que saber cómo montar en esos pájaros tan grandes y fieros. Es complicado, por lo que ha de tratar de hacerlo con aprendizaje y con esfuerzo, además de llegar a conectar con él.

Si no hay conexión con su cliente, no habrá más que un simple intercambio de frías anotaciones de miseras faltas, no habrá negocios de los que hablar, no habrá valor añadido que aportar. Si no sabemos volar juntos, si no saben cómo esquivar los disparos del enemigo, no sabrán como salir airosos de sus luchas.

Además, el vendedor ha de saber cómo escuchar esa nueva lengua. Es decir, interpretar sus quejas, sus necesidades, sus deseos. Es la única forma de poder llegar a ser un Na’vi realmente. No hay otra forma mediante la cual podamos llegar a completar una nueva misión. Si no sabemos usar los elementos que tenemos, no podremos progresar. Cuando un vendedor está frente a su cliente, es todo su ejército, es toda su fortaleza, es todo lo que puede ser y no ser. Delante del cliente, es el departamento de administración, de ventas, de logística, de devoluciones, él lo es todo y nada.

El vendedor ha de aprender a volar, a disparar con arco, a aprender leer los mensajes de la naturaleza. Leer las señales de las tiendas, cuando entras, cuando estás frente a ese frío mostrador, cuando escuchas las primeras palabras de tu nuevo cliente. Ha de saber que si hay pintura reciente, si los precios están puestos o no, cuando los productos estén o no bien colocados. Todo ello es el bosque que habla de cómo está de su armonía. De esta forma, sabemos cómo actuar, como seguir esas huellas. Si sabemos entender, interpretar esas señales, esas huellas, podremos llegar a ser los que consigamos ese pedido deseado, esa gran venta.

No hay secretos mágicos, no hay grandes lecciones, no hay recetas increíbles, solo hay día a día, únicamente hay constancia, sólo hay aprendizaje que nos pueda llevar a ser mejores, a ser los que podamos llevar a nuestro nuevo pueblo hacia la victoria.

Muchas veces ese vendedor ha de saber luchar, no con grandes armas, ya que los medios que le dejan son escasos, casi nulos, los competidores son más potentes, más numerosos, pero solo en ocasiones, su pericia, su experiencia es tal, que puede vencer a todos con su gran esfuerzo.

Esto solo depende de cada nuevo Na’vi, de cada nuevo luchador, de cada nuevo integrante de ese mágico bosque. Todo depende de ti, de si quieres ser un invasor o un luchador de la armonía en la venta, entre tu empresa, el mercado y tus clientes, independientemente de si eres de color azul, verde, o del tono del Sol.

Redacción: Bricolador Enmascarado.

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